domingo, 11 de noviembre de 2007

Quién es Nicho Marenco - Por Auxiliadora Marenco

QUIEN ES NICHO MARENCO

Siete hermanos conforman la familia Marenco Gutiérrez, hijos de un probo y honesto matrimonio, cuyos valores morales y principios cristianos fueron pilares que cimentaron y orientaron su formación personal, su vida familiar y comunitaria.

Producto de ello, la familia entera se caracteriza por ser GENTE DE HONOR, donde su nombre, acciones y palabras siempre han estado respaldados por el amor y respeto a sus semejantes, la concordancia entre el decir y el hacer, la solidaridad y apoyo para un amigo, vecino, o desconocido, victima de una enfermedad, de una desventura o una mentira. Se ha caracterizado por su entrega y lucha a favor de pobres y necesitados, sea de pan o de justicia, y todo ello sin andarlo publicando.

Cada uno ha puesto su cuota de humanismo, valores y ejemplos en la vida diaria, como profesionales, personas de bien, como hermanos, como amigos, como compañeros sin distinguir o discriminar por fortuna, clase social, sexo o raza. No es la casualidad lo que honra a esta familia como personas admiradas, respetadas y queridas.

Han fallecido tres de nuestros hermanos, los cuales desde su adolescencia asumieron la causa sandinista como colaboradores, correos, casas de seguridad, hospital de pueblo, bomberos voluntarios, socorristas, miembros sanitarios de batallones de reserva. Curaron heridas de guerra y consolaron las heridas de la injusticia y la pobreza.

Nicho, el mayor de los hermanos, fue seminarista, dirigente estudiantil, golpeado y preso, ingeniero, combatiente, ideólogo y estratega, negociador durante la guerra, tres veces Ministro, jefe de Campaña, director de televisión, visionario y hábil negociador del Frente Sandinista.

Amigo de 40 años del Daniel Ortega que muchos criticaron y a cuyo lado permaneció en los tiempos buenos y los malos. Amigo de los pocos que señalan los errores y se abstienen de las adulaciones. Amigo que respeta y defiende las causas por encima de las debilidades personales.

FIEL, al costo de cinco bypasses en el corazón producto de trabajar sin horario, sin intereses, la vida entera invertida en riesgos, desvelos y cansancios, ejemplo y bandera de la lucha social.

Militante enemigo de los protagonismos, del figureo. Respetuoso del pensar de los demás y hábil para hablar con amigos y enemigos políticos, a la búsqueda del bienestar de los olvidados.

Es muy grande su obra para ensuciar con una sola palabra, su trayectoria consecuente y meritoria. Soy testigo con conocimiento de causa y por los años que me unen a él por la fuerza de la sangre, que poseyendo un talento y un talante superior en lo académico y en lo humano, renunció con las manos limpias a beneficios y componendas que otros jamás hubieran despreciado, y se dedicó con devoción franciscana a la lucha por los pobres y despreciados.


No conoce otra bandera que la roja y negra y no esta interesado en otra cosa más que en darle a Nicaragua una paz hermanable donde quepan moros y cristianos.

Por realista sabe que la Revolución se lleva en la sangre y no en las pancartas que el viento de los falsos profetas deshace tarde o temprano.
Por honesto sabe que la Conciliación es algo más que un canto a repetir como rebaño. Por inteligente le da a los hecho y las cosas valor y nombre propio; por valiente, un desconocido molotero le lanzó un dardo envenenado llamándolo traidor.
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Que está sucediendo en nuestra patria que se avasalla a los honestos, se apuñala a los amigos y se exalta a los descerebrados despreciando amistades probadas?
Los méritos de largos años se convierten en fantasmas y las fortalezas son vistas como debilidades.

NICHO es un revolucionario que sobrevive las divisiones partidarias porque es fiel a la causa y a lo que nuestros padres llamaron HONRAR la pertenencia y la querencia.

Su fortaleza está en su voluntad de servir, su transparencia y su lealtad, virtudes que quisiera ver multiplicadas en todos los que soñamos con un país donde impere la justicia y la verdad.

Al igual que yo, muchos saben que él es eso y MÁS. Me siento orgullosa de ser su hermana y en honor a la verdad, no quiero tener modestia en publicarlo.


Licenciada Auxiliadora Marenco G.
Noviembre 9, 2007

jueves, 8 de noviembre de 2007

Antropología contrainsurgente - Gilberto López y Rivas

Antropología contrainsurgente
Gilberto López y Rivas
La Jornada, nov 7-07

El 5 de octubre de este año, el New York Times publicó un artículo de David Rohde ("El Ejército enlista a la antropología en zonas de Guerra"), sobre la considerada por los militares estadunidenses como "nueva arma crucial en las operaciones contrainsurgentes": un equipo integrado por antropólogos y otros científicos sociales para su utilización permanente en unidades de combate de las tropas de ocupación de Estados Unidos en Afganistán e Irak.

El corresponsal informa que este singular involucramiento de las ciencias sociales en el esfuerzo bélico estadunidense constituye un exitoso programa experimental del Pentágono que, iniciado en febrero de este año, ha sido tan recomendado por los comandantes en el teatro de la guerra que en septiembre pasado el secretario de Defensa, Robert M. Gates, autorizó una partida adicional de 40 millones de dólares para asignar equipos similares a cada una de las 26 brigadas de combate en los dos países mencionados. En el mismo artículo se destacan las reacciones críticas de un sector importante de la academia estadunidense que no duda en considerar el programa como "antropología mercenaria" y "prostitución de la disciplina", comparándolo con lo ocurrido en la década de los 70, cuando se utilizaron antropólogos en campañas contrainsurgentes en Vietnam y América Latina (Plan Camelot).
Ya en su sesión anual, en noviembre del año pasado y con la presencia de cientos de sus integrantes, la American Anthropological Association condenó por unanimidad "el uso del conocimiento antropológico como elemento de tortura física y sicológica", ante el alegato de que los torturadores de la prisión Abu Ghraib, en Irak, pudieron ser inspirados por la obra de un antropólogo, a partir de la idea de que "hombres árabes humillados sexualmente podrían llegar a ser informantes comedidos"(Matthew B. Standard. Montgomery McFate'Mission. Can one anthropologist possibly steer the course in Iraq ? San Francisco Chronicle, April 29, 2007).

En julio de este mismo año, el antropólogo Roberto J. González escribió un excelente artículo ("¿Hacia una antropología mercenaria? El nuevo manual de contrainsurgencia del Ejército de Estados Unidos FM- 3-24 y el complejo militar-antropológico". Anthropology Today, Vol. 23, No. 3, June 2007) en el que detalla críticamente las contribuciones de antropólogos en la elaboración de dicho manual. González demuestra, incluso, que algunas de estas "contribuciones" no son innovadoras desde el punto de vista de la teoría antropológica y más bien parecen "un libro de texto introductorio de antropología simplificado -aunque con pocos ejemplos y sin ilustraciones."

La antropología mercenaria estadunidense se caracteriza por la beligerancia y el cinismo con que justifica la estrecha colaboración entre antropólogos y militares en guerras imperialistas y violatorias de los más elementales derechos humanos y los principios fundacionales de la Organización de Naciones Unidas.
Una de sus más aguerridas defensoras y autoras intelectuales es la antropóloga estadunidense Montgomery Macfate, quien se impuso la tarea de "educar" a los militares y cuya misión en los últimos cinco años ha sido convencer a los estrategas de la contrainsurgencia de que la "antropología puede ser un arma más efectiva que la artillería".

Macfate ignora y le exasperan las críticas de sus colegas en la academia, a quienes considera encerrados en una torre de marfil y más "interesados en elaborar resoluciones que en encontrar soluciones". Ella es ahora la "comisaría política" de los militares, una de las
autoras del citado manual de contrainsurgencia, creadora del programa Sistema Operativo de Investigación Humana en el Terreno, iniciado por el Pentágono, y consejera de la Oficina del Secretario de Defensa.
Todo un éxito del American way of life.
En realidad, la participación de antropólogos en misiones coloniales e imperialistas es tan antigua como la propia antropología, la cual se establece como ciencia estrechamente ligada al colonialismo y a los esfuerzos por imponer en el ámbito mundial las relaciones de
dominación y explotación capitalistas. Un clásico sobre el tema es el libro de Gerard Leclercq, Anthropologie et colonialisme (Paris: Librairie Artheme Fayard, 1972) que en su introducción asienta: "El nacimiento común del imperialismo colonial contemporáneo y de la antropología igualmente contemporánea puede situarse en la segunda mitad del siglo XIX. Trataremos de poner en evidencia la relación de la ideología imperialista, de la que la antropología no es sino uno de sus elementos, con la ideología colonial, y las razones por las cuales una investigación 'sobre el terreno' se hacía necesaria y posible por la colonización de tipo imperialista" (p. 15).
Hay que recordar en México el papel protagónico que jugaron los antropólogos en la elaboración de las políticas indigenistas desde el momento en que Manuel Gamio -padre fundador de la disciplina en este país- definió a la antropología como "la ciencia del buen gobierno", iniciándose un maridaje entre antropólogos y el Estado mexicano que fue roto en parte cuando el movimiento estudiantil-popular de 1968 creó las condiciones para que las corrientes críticas se manifestaran y denunciarán el papel de complicidad de la antropología mexicana posrevolucionaria en el afianzamiento del colonialismo interno que
rompió la rebelión zapatista.

El grotesco maquillaje cultural de la antropología contrainsurgente no cambia la naturaleza brutal de la ocupación imperialista ni ganará la mente y los corazones de la resistencia y de los millones de estadunidenses que se manifiestan de manera creciente contra la guerra.

"Nosotros somos parte del pueblo, parte de la masa. Somos hambre, llanto, dientes apretados. Somos furia, bronca, odio contenido. Somos palo, gomera, pañuelo ennegrecido. Somos marginados, expulsados, desocupados. Somos pobres, malvestidos, antiestéticos, feos. Somos verbo mal conjugado, graffiti inexacto desde la gramática. Tenemos olor a pobre, venimos de lejos, estamos cansados. Somos lo que sobra del sistema, los efectos colaterales, lo que nadie quiere ver.”

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